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La inflación es un concepto que muchos han escuchado, pero pocos comprenden plenamente. En términos simples, se refiere al aumento generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía. Esto significa que, con el tiempo, el poder adquisitivo del dinero disminuye; es decir, necesitas más dinero para comprar lo mismo que antes.
La inflación es un fenómeno económico ampliamente conocido, aunque no siempre completamente entendido. Se define como el incremento generalizado y sostenido en los precios de bienes y servicios dentro de una economía. Este aumento en los precios resulta en una erosión del poder adquisitivo del dinero, lo que implica que, con el tiempo, se requiere una mayor cantidad de recursos financieros para adquirir los mismos bienes y servicios que anteriormente se podían obtener con una suma menor.
Por ejemplo, imagina que hace diez años, con 1,000 pesos podía comprar una canasta de alimentos básicos para una semana. Hoy en día, debido a la inflación, esa misma canasta de alimentos puede costar 1,500 pesos. Este aumento en el costo refleja cómo la inflación ha reducido el poder adquisitivo del dinero, obligándote a gastar más para obtener los mismos productos y servicios que antes adquirías con una cantidad menor.
La inflación no ocurre de manera arbitraria. Puede ser impulsada por diversos factores, como cambios en la oferta y la demanda de productos. Sin embargo, es importante distinguir entre el aumento de precios por demanda específica y la inflación, que es un incremento generalizado.
Un ejemplo clásico que se utiliza para explicar la inflación es el siguiente: imagina que se imprime una gran cantidad de dinero y se distribuye sin control. Aunque las personas tendrán más dinero en sus manos, la cantidad de bienes disponibles en el mercado permanece igual. Esto provoca que los vendedores aumenten sus precios, y al final, nadie se beneficia, ya que el dinero que tienen pierde su valor real.
La inflación es un fenómeno que ocurre en casi todos los países. A lo largo del tiempo, los gobiernos pueden implementar políticas para incentivar el gasto y la producción, lo que a menudo resulta en un aumento de la inflación. Alternativamente, pueden fomentar el ahorro (que las personas quieran comprar menos bienes y servicios) mediante tasas de interés más altas, lo que puede ayudar a mantener la inflación bajo control.
Para saber que guardar el dinero en casa, en una alcancía o en una tanda no es buena idea, es fundamental entender la inflación. El dinero que no gastas, pero tampoco inviertes, no genera rendimientos y cuando quieras usarlo, te alcanzará para comprar menos que cuando lo guardaste. En otras palabras, lo que hoy puedes comprar con cierta cantidad de dinero, mañana requerirá más.
Entonces, ¿qué deberías hacer con tu dinero? La respuesta es simple: invierte. Busca opciones que al menos igualen la inflación. Lo ideal es encontrar inversiones que generen rendimientos superiores a esta tasa, haciendo que tu dinero crezca con el tiempo.
Por ejemplo, en 2020, la inflación en México fue del 3.15%, mientras que los rendimientos promedio de las Afores alcanzaron un 13%. Esto significa que, al final del año, tu dinero no solo mantuvo su valor, sino que también creció significativamente.
Comprender la inflación es esencial para una buena gestión financiera. Al invertir tu dinero, aseguras que no solo se mantenga su valor, sino que también se incremente. Al hacerlo, te pones en una mejor posición para enfrentar el futuro económico.
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